24 jun 2011

Capítulo 3 (parte 3)

Lola tragó saliva en cuanto llego al piso superior del Lilly's Cafe. Tenía miedo de lo que fuese a pasar cuando aquella chica que estaba sentada en una mesa, mirando hacia el horizonte por la ventana la degollase viva.
Se acercó a la mesa, se sentó y miró a Emma a los ojos.
- Con que quedamos a las seis ¿eh? 
-Lo siento es que tuve que acompañar a mi hermana a junto de tu hermano y luego cruzar toda la ciudad, encontrarme con Alberto y tu amiga...
-Espera, espera, espera... ¿te encontraste con Alberto e Inés?
-Sí -dijo Lola como si no quisiese recordar el momento- Y, por cierto, tu amiga me dijo que ya hablaría contigo y que no es bueno precisamente lo que te tiene que decir, porque quedaste con dos personas a la vez o algo así...
-¡Ah! Es que resulta que , en principio yo quedé con ella, pero...
-  A mí no me des explicaciones, preocúpate de dárselas a Inés.- la interrumpió Lola - Es que me duele mucho la cabeza, ¿sabes?
Las chicas continuaron hablando y riendo durante al menos una hora hasta que decidieron abandonar el Lilly's Cafe. Salieron al exterior y comenzaron a andar en dirección al paseo de la playa.
-Oye, -preguntó Lola más tímida de lo que solía estar- a Inés le gusta Alberto, ¿verdad?
Emma no sabía que decir. Si se lo confirmaba ,Inés la mataría, pero, si lo sabía, ella sólamente se lo confirmaba...
- Sí, ¿por?
-Porque cuando me acerqué a saludar, ella me miró con una cara... como diciendo: Aléjate de él zorra que es mío...Por eso lo digo.
-Bueno, no sé...
Acto seguido, se despidieron y Lola continuó andando un rato más por el paseo y comenzó a pensar.
La vida le daba cada vez más vueltas y lo peor era que no entendía por qué. Llevaba un año bastante malo, los amores y desamores, las discusiones con sus padres, las notas... Ya no sabía que hacer, a pesar de todo eso, intentaba encajar todo con una sonrisa y que si la gente pensaba algo de ella fuese que era alegre.
Cuando llegó a casa lo único en lo que pudo pensar fue en tumbarse en la cama, cerrar los ojos y , a pesar de lo temprano de la hora, echarse a dormir.

13 jun 2011

Capítulo 3 (parte 2)

-Hola, Lola- dijo Alberto ruborizándose por momentos y mirando con intensidad a Lola.
Ella tragó saliva. Definitivamente no había hecho bien.
-Hola- dijo la chica que lo acompañaba- Yo soy Inés.
Un momento... ¿Esa no era..?
-Oye, ¿tú no eres la amiga de Emma?
-Eh... sí, ¿por?
-Es que yo soy amiga suya y me habló de ti -sonrió para intentar relajar la tensión que aumentaba por momentos.- Además ahora quedé con ella.
-¿Ah sí? -Inés la miró extrañada- Pero si hoy había quedado conmigo... ¡Se va a enterar la muy...! Dile de mi parte- dijo dirigiéndose a Lola- que ya hablaré con ella y no es nada bueno precisamente.
Lola estaba confundida. ¿No había dicho Inés que había quedado Emma con ella? Pero si estaba en el parque... ¿como era que habían quedado?
-Bueno, yo ya me tengo que ir- dijo Inés sin poder evitar lanzar una mirada furibunda a Lola que le pasó desapercibida.
- Oh... ¿y eso?-preguntó Alberto que no había hablado desde que había saludado a Lola.- Pero si es viernes.
-Ya lo sé, pero el problema es que le dije a mi madre que tenía que cuidar de mi hermana pequeña- hizo un gesto de tristeza. -Si quieres luego te pasas por mi casa... como veas.
-No puedo, es que yo también tengo que recoger a mi hermano de baloncesto a las ocho y luego llevarlo a casa.
-Pues entonces nada...Adiós- se despidió con la mano y se fue.
Lola se quedó sin saber que hacer durante toda la conversación de los chicos ¿qué hacía allí? Estaba de acoplada y odiaba eso. La alegría que había sentido durante todo el día se había esfumado desde que había llegado a la plaza, así que lo mínimo que pudo hacer fue disculparse con Alberto.
-Siento haber interrumpido - hizo un gesto de culpabilidad- Sólo quería saludarte y por mi culpa se ha ido.
-Tranquila, no pasa nada- aunque dijo esto Lola sabía que en el fondo a Alberto sí que le importaba y mucho , además.- Bueno ahora debo irme, por lo de mi hermano... y eso...
-Vale, no hay poroblema, y una vez más te digo que lo siento.
-Y yo te vuelvo a decir que no pasa nada- Alberto, para tranquilizar a la chica, sonrió.- Adiós.
-Adiós.
Lola, en cuanto lo perdió de vista, se sentó en el banco y se dijo a si misma que por qué tenía que ser tan estúpida. Se quedó cinco minutos más allí, pensando y recapacitando hasta que se le ocurrió mirar la hora.
-¡Mierda!- gritó en voz alta. Luego se tapó la boca al comprobar que la gente la estaba mirando y echó a correr.
Cuando ya no podía oír nada una pareja de ancianos, que estaban sentados en el banco contiguo al que se había sentado ella dijeron:
- Madre mía, ¡cómo están los jóvenes de hoy en día!
- Y que lo digas  Marisa, ¡y que lo digas! ¡Que va a ser del mundo si seguimos así!

8 jun 2011

Capítulo 3 (parte 1)

I turn the music up, I got my records on
From underneath the rubble sing a rebel song
Don't want to see another generation drop
I’d rather be a comma than a full stop

Maybe i'm in the black, maybe I'm on my knees
Maybe i'm in the gap between the two trapezes
But my heart is beating and my pulses start
Cathedrals in my heart

Lola siguió canturreando la canción de Coldplay a la vez que el ordenador emitía la melodía. De pronto, escuchó el gritó de su hermana. Mierda. Exasperó, ¡con lo bien que estaba ahora! Apagó el ordenador y cogió su bolso y su chaqueta.
Salió de la habitación y se dirigió al salón en donde estaba su hermana esperándola. Ésta, dijo:
-¿Se puede saber qué coño estabas haciendo como para tardar tanto? Porque te he llamado como unas 300 veces.
-Perdón, es que estaba acabando de escuchar una canción y...
- Mira, da igual, que como sigamos hablando Miguel se va.... - dijo Adriana dándose la vuelta y saliendo por la puerta al exterior. Lola se la quedó mirando con una media sonrisa en la cara. - ¿Qué?
-Nada- dijo ella- es sólo que ... ya veo lo impaciente que estás por llegar- dicho esto comenzó a reírse estruendosamente.
- ¡Vete a la mierda! O no, mejor acompáñame hasta el parque y después ya puedes irte a la mierda.
Lola salió a la calle junto a su hermana riéndose, de lo rara que era.
Caminaron durante un rato hasta llegar al parque central, allí ya había una figura esperándolos. 
- ¡Miguel! -gritó Adriana. Lola pensó que no podía ser menos evidente lo que sentía su hermana.
El chico las saludó con un gesto y una sonrisa en toda la cara. 
-Hola- dijo.
-Hola, aunque en realidad adiós porque yo ya me tengo que ir yendo.
-¿Ya?
-Sí- contestó Adriana por ella- es que ha quedado con tu hermana y si no llega tarde.
Lola exasperó.
-Sí, si no llego tarde- dijo mirando a su hermana con una mirada muy significativa.- Bueno... pues eso... adiós.
-Adiós.
Ella se fue caminando por el sendero que bordeaba todo el parque para hacer tiempo. Lo de su hermana ya era un caso. ¡Aún encima que se iba para dejarlos solos y ser educada, va su hermana y en vez de decirle que podía quedarse la echó fuera como un perro! ¡Cómo se notaba! ¿Y ahora qué hacía durante una hora? Emma le había dicho que tenían que quedar tarde porque tenía que ayudar a una amiga suya o algo así... Decidió seguir dando un paseo hasta el final del sendero,continuando el camino que llevaba hasta la Plaza Central.
Llegó a mitad de una rampa que llevaba justo al pleno centro de la plaza y lo que vio la dejó paralizada. ¿Ese que estaba en un banco era Alberto? ¿El Alberto que ella conocía? No, imposible. Además estaba con una chica... por Dios que no fuese él, que no fuese él, pensó Lola.
¿Qué hacía? ¿Se acercaba y saludaba interrumpiendo una conversación? Pero si pasaba desapercibida, a lo mejor no se daban cuenta de su presencia... Por otra parte... ¿si lo que estaban haciendo en el parque no era una típica conversación de amigos? ¿Era algo más? Porque, que ella supiera, Alberto no tenía novia... Entonces tenía que evitar a toda costa esa conversación. Entonces, ¿qué era mejor? ¿pasar de todo o estropear un momento "importante"?
Decidió que mejor era lo segundo, aunque en el fondo le parecía una decisión egoísta, tenía que reconocer que si era verdad lo que estaba pensando... sufriría mucho.
Se acercó. Como quien no quiere la cosa, pensó.
Cuando llegó junto al banco los dos chicos interrumpieron su conversación y miraron para su dirección . La chica con un profundo odio, el chico con un aire tímido.
-Hola -se limitó a decir ¿Habría hecho bien?

1 jun 2011

Capítulo 2 (parte 2)



Inés estaba nerviosa. ¿Alberto estaría nervioso también? Aunque Inés no lo creyera, en ese momento, Alberto se encontraba en su habitación, con las manos sudadas y se repetía mil veces de por qué tendría que ser tan tímido.
Menos mal que ayer había quedado con Emma, y le había dado algunos consejos de como comportarse.
¡Era vergonzoso! ¡Quedar con una amiga para aprender cómo comportarse delante de un chico! Qué bajo estaba cayendo...


Alberto se ponía la chaqueta. Se miró al espejo del cuarto de baño. ¡Qué horror! No podía ser así de vergonzoso, de imbécil, de... todo.
-¡Pero por qué piensas esas cosas! Cuando la veas, vas a mirarla decididamente y...-se volvió a mirar- te morirás de vergüenza-Miró el reloj. Ya habían pasado los cinco últimos minutos antes de salir.
Antes de marcharse se miró de nuevo, y dejó que el destino hiciese lo que creyera conveniente.


Inés caminaba hacia el lugar donde se iba a encontrar con Emma. Cuando llegó, ella estaba esperándola en uno de los bancos.
-Hola-dijo Inés apresuradamente.
-¿Qué tal? Vamos yendo hacia allí, seguro que Alberto ya está esperándonos.
Llevaban tres minutos de retraso.
Pasaron la plaza central, el Lily´s Café, y llegaron al instituto. De repente, Inés se paró.
-Creo que no puedo. Me da mucha vergüenza.
-Cómo, ¿hemos llegado hasta aquí, es la oportunidad de tu vida para decirle todo lo que sientes, y me dices que crees que no puedes?-Inés sabía que Emma estaba haciendo un gran esfuerzo por ir allí con ella, y además con todo lo que habían hecho el día anterior. Vio a Alberto allí a lo lejos, tan solo, observando hacia ninguna parte, mientras de vez en cuando, miraba su móvil y su reloj.
Seis minutos de retraso.
Se lo voy a decir, se dijo Inés.
.¿Pero y qué pasaría si me dice que él no siente lo mismo por mí?
-En ese caso, Inés, déjate llevar. Haz lo que te pida el cuerpo. Para eso no se puede improvisar-Emma le puso la mano en el hombro.
Inés había decidido. Dio un paso a delante, y Emma la siguió.
-No, no me sigas. Esto es una cosa que tengo que hacer por mí misma. Muchas gracias por lo que hiciste ayer por mí, pero esto es un problema que tengo que solucionar yo sola.
Emma sonrió.
-Ánimo. Tú se sincera y estate segura de lo que dices. Lo demás, ya irá solo.
Inés caminó lentamente, a cada paso que daba, el corazón le latía más y más deprisa. Alberto, al verla, le saludó con la mano y esbozó una gran sonrisa.
-Hola, Aberto. Siento llegar tan tarde.
-No pasa nada, yo acabo de llegar ahora mismo-mintió.
Inés se sentó a su lado.
- Por cierto, de camino a aquí, he estado pensado en que te tenía que decir un cosa...bastante importante- a Alberto se le aceleró el corazón. ¿Qué le hiría a decir? ¿Sabría todo lo que él sentía por ella y le vendría a decir que dejasen de ser amigos por un tiempo?
-Yo también te tengo que decir una cosa, pero empieza tú.
Los dos estaban muy nerviosos. A los dos le latía el corazón con fuerza, a los dos le sudaban las manos y los dos estaban enamorados el uno por el otro.
-El caso es que... es un poco raro de decir...-no sabía por dónde empezar- Mira, que... desde hace un tiempo...
-Hola, Alberto-dijo una voz a su lado.
Lo último que hizo Inés fue mirar con el mayor odio a aquella persona que había interrumpido el momento más importante de su vida.